Una vez dibujado el marco en el que nació el Casino Central, abordaremos la historia y características de la que hoy es la Asociación Cultural Recreativa 'Casino Central'.
A principios del s.XX, varias familias pudientes y adineradas de Jabugo, compraron un grupo de casas y construyeron el edificio del CASINO CENTRAL de Jabugo. Dicho inmueble, fue construido a conciencia para ser la sede del citado casino y siempre ha tenido el mismo emplazamiento. Entró en funcionamiento por la disposición del Reglamento del 17 de abril de 1933, naciendo de esta forma, la Sociedad Cultural Recreativa Casino Central.
Era consideraba una sociedad apolítica, por lo que nunca se celebró ningún acto de carácter político. El reglamento primitivo así lo prohibía, pero con la llegada de la Democracia, esta reglamentación sufrió un cierto aperturismo.
Se inició con menos de 50 socios. Era un club de acceso restringido integrado por personas adineradas del pueblo, y sus miembros eran los únicos que decidían la inclusión o no de nuevos integrantes. A mediados del s.XX, como consecuencia del aumento de los gastos que originaron un déficit, se abrió el acceso de nuevos socios de clase media. Así, con la suma de nuevas cuotas, pudo sustentarse económicamente.
El carácter directivo era obligatorio, por lo que había que cumplir con los cargos electos. En caso contrario, el socio que se negara a cumplir con su responsabilidad, debía abandonar la sociedad por el mismo espacio de tiempo que estuviera en vigor la junta directiva. Eran expulsados temporalmente pero debían seguir pagando sus cuotas, a modo de penalización. Esta norma perduró hasta 2008, cuando la directiva de aquel bienio, actualizó la reglamentación correspondiente.
El edificio constaba de dos plantas. La planta baja estaba constituida por una sala de billar, patio interior y dos amplios salones dedicados a la lectura. La planta superior, servía de salón de baile, biblioteca y demás espacios lúdicos.
En su concepción, todo el edificio era del casino. Pero el Ministerio de Justicia de la Dictadura, arrendó la planta superior para el funcionamiento del Juzgado Comarcal. Más tarde pasó a ser Juzgado de Distrito (posteriormente trasladado a Aracena), quedando finalmente como Juzgado de Paz.